HISTORIA DE GRECIA ANTIGUA
Grecia está situada en el extremo sureste de la región balcánica, en el Mar Mediterráneo oriental. Se trata de una península entre el mar Egeo y el mar Jónico, que engloba numerosas islas. Su relieve es principalmente montañoso, con el típico clima mediterráneo. Desde tiempos inmemoriables, Grecia está ligada culturalmente a las islas del Egeo y las costas occidentales de Asia Menor. Su geografía llena de puertos naturales a lo largo de sus costas han contribuido al desarrollo de su cultura y de su arte.La evolución del pensamiento occidental tiene su origen en Grecia, gracias a los diferentes pensadores y filósofos como Sócrates, Platón o Aristóteles. Las ciencias, las artes y la política estaban estrechamente relacionadas con la Grecia clásica.
Grecia antigua
Los griegos daban el nombre de pelasgos a los primeros habitantes de su país. Estos labraban la tierra y se les atribuyo la fundación de las más antiguas poblaciones.
A fines del siglo XV se produce una civilización de pueblos más civilizados que hablan un dialecto indoeuropeo, es decir emparentado con los idiomas que hoy se hablan en Europa. Las inscripciones egipcias y los poemas homericos llaman a estos pueblos aqueos y son antecesores de los Helenos.
En el último periodo de la edad del bronce en Grecia (1500-1200 a. C.C.), el continente fue absorbiendo paulatinamente la civilización cretense. Hacia el 1400 a. C.C., los aqueos conquistaron y controlaron las islas y poco después también dominaron el continente, en especial la región de Micenas. Debido a las exhaustivas investigaciones de sus ruinas, la ciudad da su nombre a los antecesores aqueos, aunque también destacaron en importancia otras ciudades-estado. La guerra de Troya, descrita por Homero en la Iliada, comenzó alrededor del 1200 a. C.C. y probablemente fue uno de los conflictos bélicos que tuvieron lugar entre los siglos XIII y XII a. C.C. cuando la civilización micénica estaba en su apogeo. Puede que tuviera relación con la última y más importante invasión del norte, que ocurrió en aquel tiempo e introdujo la edad del hierro en Grecia.
Grecia Continental
También denominada Hélade, comprendía la parte inferior de la península de los Balcanes región caracterizada por ser la más montañosa de las tres penínsulas mediterráneas de Europa esta se unía con la península del Peloponeso (hoy Morea) por el istmo de Corinto. El territorio griego se hallaba entre los mares Egeo y Jonico, hacia el norte no se conocía una frontera natural pero según Estrabon (geógrafo griego), esta podía marcarse con una línea que iba desde el golfo de Arta hasta el golfo de Salónica.
El territorio de Grecia se caracterizo por presentar un conglomerado de montañas de rocas calcáreas y frecuentemente desnudas, las cuales se hallan separadas por valles estrechos y profundos o por llanuras, verdaderas cuencas de antiguos lagos donde abundan los olivares; entre tales llanuras podemos nombrar las de Tesalia, Tebas, Atenas, Argos y la Esparta.
Entre las montañas más celebres podemos nombrar el Pindo, el Olimpo, el Osa, el Pelión, el Parnasó, el Helicón, el Himeto y el Pentélico.
En Peloponeso se alza la alta planicie de Arcadio terminada hacia el sur por la poderosa cadena del Taigeto.
Estructura Económica
Se constata una clara especialización del trabajo que favorece la acumulación de excedentes y el intercambio. La base económica era la agricultura siendo la propiedad de la tierra la base del poder. Cultivaban la trilogía mediterránea (cereales, olivo, vid). Con arados y utensilios similares a los actuales. Poseían huertas y plantas industriales (lino, esparto).
La agricultura se completaba con la ganadería: ovejas, cabras, cerdos, bueyes, de los que obtenían carne, leche, lana, fuerza de trabajo. A destacar los caballos símbolo de prestigio para la aristocracia y de cara a la guerra. Las actividades depredatorias (caza, recolección, pesca) continuaron. La arqueología y restos cerámicas dan también importancia a la pesca. Conocían la metalurgia y las minas proporcionaron las materias primas con las que comercian con los colonizadores. Eran excelentes orfebres y fabricantes de armas, entre los que destaca la Farcata (espada corta).
La cerámica era muy importante para el transporte y el almacenamiento siendo decorado con motivos geométricos o figuras.
Los objetos de alfarería comunes que en enorme cantidad salieron de las necrópolis griegas así como las pinturas de los vasos provenientes de Troya, Micenas, Tirinto y Creta así como de las necrópolis de Atica, Beosia, Tesalia y las de las Ciclades, construidos con materias muy distintas como los vasos barnizados y esmaltados, los vasos de cristal, los vasos de mármol y los grandes vasos decorativos así como los de oro y plata sirvieron para comerciar con los pueblos bárbaros que rodeaban esta civilización. A parte de las demás industrias griegas como ser la agricultura, el tejido, y otras la alfarería era la más importante de la época.
Durante la época de Solón este tuvo la idea de suplir la insuficiencia de los recursos agrícolas favoreciendo el desarrollo de los oficios. Por eso la ciudad, primero pequeña y pobre, llega alcanzar una gran prosperidad. Sus habitantes sacaron del Laurium, montaña inmediata ha Atenas grandes cantidades de plata esa pequeña riqueza les permitió crear industria, comercio y marina. La población buscó en estas vías nuevas la fortuna que la esterilidad del suelo les negaba. Los extranjeros llegaron a ser ciudadanos a condición de llevar al Atica una industria que fuese desconocida allí. En todas partes se fundaron fábricas de muebles, armas, tejidos, y sobre todo alfarería. Atenas llegó hacer desde entonces una población marítima manufacturera renombrada por el buen gusto y la elegancia de sus productos.
Los griegos para mejorar su comercio marítimo mejoraron extraordinariamente los antiguos y lentos barcos que iban a través del Egeo fondeando en cada isla, se construyeron mejores puertos, se los protegió con diques, se construyo el Diolcos, cuyos restos todavía existen, este permitía cruzar el istmo de Corinto, rodando los barcos sobre cilindros de manera, etc. En el siglo octavo los puertos griegos están en todo el mediterráneo. Allí acuden los colonos a comprar y vender. Compran lo que después revenderán a los bárbaros de alrededor y venden lo que les han comprado así se completo la obra de la moneda.
Los genos
Más parecidos a la familia son verdaderos clanes. Dentro de ellos, en efecto, el padre tenia autoridad absoluta puesto que era el interprete de los dioses; la propiedad, por otra parte, era colectiva. La unidad del clan conducía a curiosas consecuencias: la ofensa hecha a un individuo se consideraba hecha al clan.
Varios clanes se reunían fratrias y estas en tribus, pero los genos mantenían su autonomía dentro de esas confederaciones.
Las ciudades-estado
Poco a poco comienzan sin embargo a agruparse las chozas de los genos; los caseríos aumentan, pero, sobre ser poco importantes no están suficientemente adheridos al suelo.
Grecia estaba formada por una serie de ciudades estado independientes, gobernadas por oligarquías aristocráticas, el aislamiento geográfico impuesto por el territorio que ocupaban y la necesidad de agruparse para defenderse de las invasiones explicaba la formación por los griegos de estas ciudades estado. Aunque eran independientes, a menudo se unían en una liga dentro de la cual la más importante acababa por imponerse. Las dos polis más importantes fueron Atenas y Esparta. Esparta cuido por encima de todo su poderío militar descuidando el arte y las actividades económicas, redujeron a los vencidos a la esclavitud (ilotas) la población se componía de Dorios, Periecos e Ilotas; los primeros conservaron supremacía mediante las armas.
Esparta contó con dos reyes de poder ilimitado y veintiocho ancianos guiados por cinco Eforos, que formaban el senado, el cual monopolizaba todo el poder volviéndose verdaderos amos del estado.
La guerra era el único móvil de la educación, Esparta quiso imponer su fuerza desde un principio, Mesenia le resistió heroicamente, pero fue vencida, después organizó una liga en Peloponeso, de la cual fue jefe.
Los ciudadanos espartanos gozaban de enormes privilegios sobre los indígenas sometidos (iliotas y periecos). Estaban gobernados por reyes de familias diferentes, que se transmitían el cargo por herencia, la monarquía se mantuvo en Esparta hasta la total decadencia de la polis.
Atenas la capital del Atica careciendo de militarismo se convirtió en el motor del mundo Griego. Desarrolló el modelo más perfeccionado democracia limitada y puso las bases de la sociedad Occidental. Sus habitantes proclamaron la independencia, la libertad y la igualdad.
El gobierno comprendió: los Arcontes, el Areopago y el consejo de los cuatrocientos, dividió el pueblo en cuatro clases según su fortuna. Las leyes de Solón suavizaron las costumbres i aseguraron la libertad
En los primeros siglos del primer milenio, Atenas tuvo un papel secundario con una economía basada en la agricultura y el pastoreo. A partir del siglo VI el desarrollo del comercio hizo posible su futura importancia. Cuando Atenas inicio su decadencia, Esparta no pudo sustituirla.
Junto a estas dos grandes ciudades destacaron también Samos, Mileto, Delos, Argos Epiduro, Corinto, Egina, Calcis, Eritrea y Tebas.
Esparta
En esta forma de Estado, durante los periodos de guerra el poder lo ejercían dos reyes; y en tiempos de paz, la autoridad estaba cargo de un consejo de 60 ancianos, conocido como Gerusía. La Gerusía preparaba las leyes para someterlas al escrutinio de la Asamblea Popular que, además, se encargaba de decidir el inicio de campañas militares, de establecer acuerdos de paz o de armar alianzas con otras polis. Esta asamblea elegía a los éforos, que eran funcionarios que administraban el tesoro público.
Aparte de los ciudadanos de origen dorio, en Esparta existían dos clases más de habitantes: los periecos, que no se opusieron a los invasores y mantuvieron su libertad, y los ilotas, que habían sido convertidos en esclavos debido a su resistencia frente a los dorios. Esta estructura socioeconómica, significó para Esparta, la existencia de una gran inmovilidad política a lo largo de toda su historia.
La principal característica de la sociedad espartana fue su marcada orientación guerrera; por ello, los valores más respetados fueron la obediencia, el coraje, la lealtad a los superiores jerárquicos y la adhesión ilimitada con la patria. En este contexto, el arquetipo del ciudadano espartano fue el hoplita o soldado.
Los niños, apenas nacidos, eran fiscalizados por una comisión del gobierno que evaluaba sus capacidades físicas y su potencialidad de convertirse en soldado; en los casos en que detectaban debilidades, se practicaba el infanticidio.
A la edad se siete años, los niños ingresaban a un sistema escolar que se centraba en inculcar los principios morales y en desarrollar las competencias guerreras. En estas escuelas, además, los jóvenes espartanos se instruían en la práctica de deportes como la gimnasia y el atletismo, los que resultaban complementarios con la orientación militar de la educación.
Entre los espartanos existía una completa igualdad de derechos políticos y económicos, de hecho, para referirse a si mismos, utilizaban el término gentilicio homoioi, que significa iguales. Sin embargo, si existían diferencias, aunque estaban determinadas por las edades y las jerarquías militares, sin perjuicio de los derechos jurídicos.
La propiedad de la tierra era del Estado y cada familia recibía en usufructo una porción de terreno cultivable; a propósito, sobre las familias, cabe decir que en ellas hombres y mujeres ejercían roles bastantes similares, ya que estas últimas no debían criar a sus hijos, porque el Estado los educaba. De hecho, hombres y mujeres recibían el mismo tipo de instrucción y servían al Estado en el ejército, estando imposibilitados de emplearse en otras ocupaciones. Esta estricta disciplina laboral, impidió que en Esparta se acumularan grandes riquezas y, por ello, los ciudadanos gozaron de igualitarias condiciones de vida.
Como señalamos anteriormente, en Esparta existían dos clases de habitantes distintos de los ciudadanos. El primer grupo ellos lo constituían los periecos, quienes eran una especie de clase media que se ubicaba por sobre los ilotas.
Estos últimos, eran descendientes de los primeros habitantes de Laconia y por haberse resistido a la invasión doria, fueron reducidos a la esclavitud y debían trabajar la tierra; sin embargo, a algunos ilotas se emplearon prestando servicios en ciertas labores que demandaba el ejército. Los periecos, por el contrario, se sometieron voluntariamente a los espartanos y conservaron su libertad y se les permitió vivir en las cercanías de la ciudad.
Una de las hipótesis que se plantean para explicar la fuerte militarización de la sociedad espartana, es el temor que los dorios sentían por un posible levantamiento de los ilotas; y para prevenirlo, desarrollaron la práctica de la cripteia, la que consistía en llevar a cabo simulacros de guerra sobre las aldeas ilotas. La cripteia ha sido considerada por algunos autores, como una de las primeras manifestaciones de un terrorismo de estado, puesto que el sistemático genocidio al que estaban sometidos los ilotas era una política gubernamental.
Una de las mayores paradojas de Esparta, se refiere al hecho de que a pesar de contar con una poderosa maquina militar, los espartanos no conformaron un gran imperio territorial y solamente se preocuparon de controlar a las ciudades cercanas, por el ya señalado temor a un levantamiento contra los invasores dorios. Esparta, de esta forma, organizó la llamada Liga del Peloponeso, en la que se aglutinaron bajo su control, las ciudades de Tebas, Pylos, Megara, Egina y Corinto.
Atenas
En los comienzos de Atenas, el poder lo controlaban los grandes propietarios de tierras cultivables, quienes eran encabezados por la autoridad de un rey; los nobles se denominaban eupátridas, término que quiere decir “hijo de un padre ilustre”. Los eupátridas, progresivamente fueron socavando la autoridad del rey, debido a la acumulación de tierras, lo que trajo como resultado la transformación de la monarquía en una república de carácter aristocrático.
Sobre este último evento, es preciso señalar, que se enmarca en una de las principales características del desarrolló político y social de los atenienses: la constante y dinámica evolución de las instituciones de gobierno, a diferencia de lo que ocurría en Esparta, donde la rígida organización social propiciaba un elevado y estricto conservadurismo político.
El gobierno de los aristócratas o nobles, conocido como oligarquía, se caracterizó por una institución llamada Arcontado, una especie de consejo compuesto por nueve integrantes. De estos, tres miembros ejercían los cargos más relevantes: en primer lugar, estaba el arconte rey, sobre quién recaían funciones sacerdotales; el arconte polemarco, el que estaba encargado de comandar las fuerza armadas; y el arconte epónimo, quién se ocupaba del poder ejecutivo. Los seis restantes miembros del Arcontado eran llamados tesmótetas, y debían integrar la Corte Suprema de justicia.
No obstante, el Arcontado estaba supeditado a las decisiones del Areópago, una instancia que componían los líderes de los eupátridas y que durante los gobiernos aristocráticos, constituían la autoridad principal.
El dominio de los aristócratas fue interrumpido por la irrupción del descontento de gran parte de la población ateniense debido a los abusos, sobre todo en el campo, de los nobles: una revuelta campesina dirigida por Ciclón, que reclamaba una reforma agraria, la abolición de deudas y el ejercicio de derechos políticos, fue el primer aviso que recibieron los eupátridas. La consecuencia fue que estos últimos encargaron a Dracón que modificara las instituciones políticas, iniciado el periodo de las tiranías.
El principal rasgo de las reformas draconianas es la codificación de las normas jurídicas constitucionales y del derecho penal. Dracón, en primer término, suprimió al Arcontado las funciones judiciales y las trasfirió al Areópago; sin embargo, en la práctica, esta medida sólo significó una leve disminución en el poder de los eupátridas y no atenúo los reclamos de los campesinos. De hecho, gran parte de las medidas de Dracón aumentaron el yugo noble sobre los labriegos, ya que estableció severas leyes para controlar los actos de ellos; por ejemplo, el robo de un repollo, delito común entre los campesinos, era castigado por con la pena de muerte.
Ante el escaso efecto que provocaron las reformas draconianas, en el año 594 a. de C., los atenienses debieron convocar a Solón, quién otorgó extendió los derechos ciudadanos a todos los atenienses, estableciendo un orden social, de cuatro estratos, basado en la capacidad económica de cada persona. Esta forma de organización política se conoce como timocracia, y supone que los más adinerados controlen el poder, en desmedro de la gran masa de campesinos pobres.
Sin embargo, entre la aristocracia y la timocracia existen diferencias ya que Solón suprimió el poder de los nobles aboliendo el derecho de sangre; de esta forma, todos los ciudadanos propietarios pueden postular a cargos públicos, aunque a los asalariados les estaba impedido formar parte del ejército y de la magistratura.
Las reformas de Solón posibilitaron el nacimiento de una especie de democracia, aunque con varias limitaciones. Con la intención de asegurar su permanencia y para evitar una posible restauración aristocrática, Solón fundó la institución de la Bulé, el que era un consejo compuesto por 400 miembros elegidos mediante sufragio popular.
En el campo económico, Solón impulsó el desarrollo de la manufactura y el comercio marítimo; además, unifica los sistemas de peso y medida, junto con promover el establecimiento de un sistema monetario.
Por otro lado, en el aspecto social, las reformas de Solón apuntan a aliviar las cargas que las hipotecas representaban para los campesinos atenienses endeudados, e intentó aumentar el número de propietarios de tierras mediante la liberación de las sucesiones hereditarias, las que habían colaborado en la acumulación latifundista de los aristócratas.
El resultado de las medidas que promulgó Solón fue la relativa disminución de la agitación social en Atenas; aunque, sin embargo, los eupátridas no se mostraron muy conformes con ellas y, mediante la fuerza, impusieron a Pisístrato como tirano.Pisístrato, una vez en el gobierno, se dedicó a afirmar su régimen, otorgándole un sello marcadamente personalista. Las obras públicas fueron uno de los principales campos donde actúo Pisístrato, junto con la concesión de créditos a los campesinos para financiar una reforma agrícola, orientada hacia el crecimiento de las actividades vitivinícolas y la producción de aceite de oliva.
De la misma forma, Pisístrato, fomentó el desarrollo del comercio marítimo y favoreció el levantamiento de colonias en el Helesponto; además, generó la formación de un sistema de alianzas entre Atenas y otras polis del mar Egeo y de las costas de Jonia: la consecuencia de la política exterior de Pisístrato, fue la instalación de una talasocracia dominada por Atenas.
El gobierno de Pisístrato fue continuado, efímeramente, por sus hijos Hiparco y Hipias, los que debido al fuerte autoritarismo con que desempeñaron sus cargos, fueron expulsados del poder. En el año 510 a. de C., Hipias fue removido por un levantamiento popular, aunque los eupátridas intentan conservar el control de gobierno al promover la tiranía de Cleómenes; pero, sin embargo, los partidarios de la democratización de la sociedad ateniense, en el año 502 a. de C., lograron imponer a Clístenes, el líder del partido popular.
La tiranía de Clístenes se abocó principalmente a suprimir el fundamento de casta (propuesto por Dracón-aristocracia) y el fundamento económico (propuesto por Solón-timocracia), y reemplazarlos por un sistema de organización social basado en la territorialidad. En la práctica, la ciudad de Atenas fue dividida en 10 circunscripciones en la cuales los habitantes de cada una ellas, constituían un demo o tribu; los demos son similares a nuestras comunas, y contaban con una autoridad que estaba encargada de velar por los problemas locales.
La Constitución que impulsó Clístenes, llamada policlasista, señalaba que en cada uno de las 10 circunscripciones territoriales o tribus, el poder debía ser ejercido por cualquier ciudadano ateniense, sin importar su condición social. Estas medidas también modificaron la conformación de la Bulé, y sus integrantes fueron aumentados a 500; por otro lado, las fuerzas armadas quedaron bajo la jefatura de 10 estrategas militares.
Cabe señalar que una de las disposiciones más conocidas de las reformas de Clístenes fue la que estableció el ostracismo; el ostracismo implicaba que todos los años, mediante votación popular, se desterrará a los ciudadanos que eran considerados un peligro para la supervivencia del Estado ateniense.
Las reformas de Clístenes lograron democratizar a la sociedad de Atenas, al conseguir una relativa igualdad mediante la abolición de los privilegios hereditarios de los eupátridas; sin embargo, las medidas de Clístenes, sólo abarcaron a los ciudadanos atenienses, sin incluir en ellas, a la población esclava.
Durante su gobierno, Pericles reconstruyó la Acrópolis y el Partenón, que habían sido destruidos por los persas y, además, levantó los muros defensivos de la ciudad para unirla con el puerto de El Pireo.
A comienzos del llamado siglo de oro ateniense, la polis se hallaba gobernada por un consejo de 10 estrategas militares que eran elegidos por cada una de las 10 tribus, según lo establecía la Constitución de Clístenes para los tiempos de guerra; las funciones de este consejo eran preparar la defensa de la ciudad, recibir a los embajadores extranjeros y conducir el gobierno de la polis.
Al finalizar el enfrentamiento con los persas, el partido demócrata logró ubicar en el poder a Efialtes, quién inició una reforma tendiente a profundizar la democracia en Atenas. Pericles, su sucesor, continúo la obra reformista y la orientó a conseguir la igualdad de todos los ciudadanos frente a la ley.
Una de las principales características de Pericles fue su gran capacidad oratoria, la que le consiguió frecuentemente el apoyo de la Asamblea; de hecho, este gobernante convirtió a esta instancia en una gran tribuna, ya que implementó el sistema de la mistoforia; esta institución, era una especie de remuneración para los ciudadanos que participaban de la Asamblea.
Una de sus medidas más trascendentes, fue la ampliación a los ciudadanos pobres (tetes) del derecho a ser elegidos en cargos públicos.
En el aspecto económico, la principal actividad era el comercio marítimo, pues resultó enormemente favorecido con la preponderancia ateniense en la Liga de Delos. Esta última situación, se manifestó con más fuerza, en el financiamiento de las obras públicas en Atenas, ya que el tesoro de la polis quedó muy resentido tras las Guerras Médicas.
Durante el gobierno de Pericles, la sociedad ateniense no gozó de grandes lujos, debido a la inexistencia de grandes fortunas y a la preocupación del gobernante por disminuir la desigualdad entre los ciudadanos.
Los niños atenienses, hasta los siete años, eran educados en el hogar y, posteriormente, ingresaban a la escuela; en ella, se les enseñaba lectura, escritura, matemáticas, y artes musicales. Además, obligatoriamente, debían asistir a clases de educación física, en las cuales los varones eran preparados para el servicio militar. A los18 años ingresaban al ejército y eran instruidos en el manejo de armas.
A pesar de las intenciones de Pericles, en la sociedad ateniense no resultaba igualitaria en todos los sentidos, puesto que la de Atenas era una sociedad patriarcal. Ello implicaba que los hombres poseían todos los derechos políticos y las mujeres estaban reducidas a las labores domésticas.
Sin embargo, existían mujeres libres e independientes, llamadas hetairas, las que aparte de ser esposas, también eran destacadas por su formación cultural y por su participación en los debates políticos; es preciso señalar, por ejemplo, que la esposa de Pericles, Espacia de Mileto, era una hetaira.
Uno de los aspectos más sobresalientes del gobierno de Pericles, fue el gran crecimiento que experimentaron las artes y la cultura en diversos campos y disciplinas.
Una de las disciplinas más desarrolladas fue la arquitectura, ya que se construyeron numerosas obras públicas y monumentos religiosos; entre ellos, podemos nombrar el templo de Zeus de Olimpia, el templo de Apolo de Delfos, y la reconstrucción de la Acrópolis. En la escultura, destacó Fidias, quién realizó inmensas estatuas de Atenea y Zeus, las que se ubicaban en el Partenón y en el templo de Olimpia, respectivamente.
Este periodo, además, es fecundo en la creación teatral y se caracterizó por la aparición de los autores griegos más conocidos universalmente: Esquilo, Sófocles y Eurípides, en el ámbito de la tragedia; y en la sátira sobresalió el gran detractor de Sócrates, Aristófanes.
La disciplina de las ciencias históricas se desarrolló con el trabajo de autores como Heródoto de Halicarnaso, quién es considerado el padre de la historia gracias a su obra “Los nueve libros de la Historia”; además, se estima que en este periodo, Tucídides creó la primera historia política en su exposición sobre la Guerra del Peloponeso.
La filosofía, durante el gobierno de Pericles, creció enormemente gracias a la obra de Sócrates, a quién se considera el creador de la filosofía occidental.
Guerras Médicas
Es importante decir que la Guerras Médicas son consideradas como el primer choque entre Oriente y Occidente, y algunos autores han llegado a señalar que en ellas se contrapusieron ideologías tan dispares como la democracia griega y el despotismo persa.
A fines del siglo VI a. de C., las polis griegas ubicadas en Jonia, debido a la presión diplomática y militar del emperador Ciro, se convirtieron en satélites de los persas, quienes les impusieron fuertes tributos económicos. Esta situación provocó el levantamiento de las polis, y en el año 499 a. de C. la ciudad de Mileto, con el apoyo de 20 barcos con tropas proporcionados por Atenas, inició un levantamiento que, luego de una victoria inicial, fue sofocado por Persia: en el año 493 a. de C., el emperador Darío I destruyó e incendió Mileto.
Un año después, este gobernante persa dio comienzo a una ofensiva sobre los territorios de Tracia y Macedonia, con el objetivo de recuperar el control de estos dos pueblos, que habían sido conquistados en el año 512 a. de C. Darío I envío una flota y un ejército al mando de su yerno Mardonio con la misión de conquistar Grecia, y por mientras, a través de sus embajadores, solicitó a las polis griegas que se rindieran. Las polis más pequeñas se sometieron, sin embargo, Atenas y Esparta no cedieron y mataron a los emisarios del emperador.
Como respuesta, en el año 490 a. de C., Darío envió una segunda expedición que nuevamente resulta derrotada, esta vez en la legendaria batalla de Maratón a sólo 40 kilómetros de Atenas. En esta ocasión, el ejército ateniense debió combatir en solitario a los persas, porque Esparta se hallaba en medio de una festividad religiosa que impedía a sus soldados abandonar la ciudad. No obstante, los atenienses comandados por Milcíades el Joven, derrotaron a unas fuerzas tres veces superiores y evitaron la inminente invasión de Grecia.
El tercer enfrentamiento de las Guerras Médicas ocurrió 10 años después, cuando el sucesor de Darío, Jerjes quién le reemplazó en el año 486 a. de C., mandó una nueva expedición a atacar las polis griegas. En esta ocasión, Jerjes reunió uno de los ejércitos más grandes de toda la Antigüedad y en el año 481 a. de C. logró atravesar con sus naves el estrecho de Helesponto y se dirigió al sur.
En la zona del paso de las Termópilas, el enorme contingente persa se enfrentó con un pequeño destacamento espartano de 300 hoplitas y 1000 guerreros griegos, dirigido por el rey Leonidas; en esta batalla, los persas atacaron por la retaguardia y arrasaron con las fuerzas de Leonidas.
Esta victoria permitió a los persas avanzar hacia Atenas e incendiar la ciudad; sin embargo, gracias al tiempo que ganó Leonidas, los atenienses abandonaron la ciudad y se refugiaron en las islas vecinas del Egeo.
Entonces, la flota persa persiguió a la griega hasta la isla de Salamina y allí se enfrentaron 400 naves helenas contra 1.200 embarcaciones persas; no obstante la desigualdad de fuerzas, los griegos comandados por Temístocles, derrotaron a los invasores asiáticos.
La última fase de las Guerras Médicas se produce un año después de la batalla naval de Salamina, en el año 479 a. de C., cuando la flota griega vuelve a derrotar a la naves peras, esta vez en batalla de Mícala, frente a las costas de Mileto.
La paz entre griegos y persas sólo se consiguió en el año 449 a. de C., con la firma de la paz de Calias, acuerdo que ratificó la independencia de las polis griegas.
La principal consecuencia de las Guerras Médicas fue el liderazgo que adquirió Atenas al interior de Grecia; esta situación, en el plano político, se reflejó con la organización, en el año 478 a. de C., de la Liga de Delos: una alianza voluntaria entre las polis del mar Egeo, las ciudades griegas de Jonia y las polis del Ática para protegerse de los persas.
No obstante, es importante resaltar que la Liga de Delos era controlada por Atenas y, progresivamente, esta polis utilizó esta alianza en su beneficio, provocando el descontento de sus miembros. Por el contrario, Esparta sólo consiguió el respaldo de unas pocas polis de Grecia continental, a las que reunió bajo su liderazgo en la Liga del Peloponeso.
Finalmente, cabe decir que luego de la Guerras Médicas comenzó el llamado siglo de oro de Atenas; puesto que en esta época, bajo la conducción de Pericles, las instituciones democráticas atenienses se perfeccionaron y consolidaron.
Tras este período, Grecia tuvo una época de gran prosperidad, conocida como Edad Clásica o de Oro. Fue entonces cuando Pericles encargó el Partenón, Sófocles escribió “Edipo rey” y Sócrates enseñaba a los jóvenes la lógica. Fue en aquellos tiempos cuando se establecieron las bases de la democracia.
La Guerra del Peloponeso
Al llegar los años 431-401 a.C., Grecia volvió a decaer debido a la guerra del Peloponeso, donde los espartanos derrotaron a los atenienses. El marcado liderazgo ejercido por Atenas en la Liga de Delos durante el siglo V a. de C., no fue aceptado por todas las polis griegas y sólo el miedo a un ataque persa mantenía la cohesión en ella. La principal queja de los súbditos de Atenas, era la perdida de sus independencias, puesto que todas las decisiones eran tomadas de acuerdo al interés de Atenas.
La polis de Corinto fue la que más fuertemente se mostró contraria al dominio ateniense, y solicitó una reunión de la Liga del Peloponeso para tratar un posible ataque a Atenas. En esta asamblea, lideradas por Esparta, las ciudades de Tebas, Pylos, Elis, Megara, Egina y Corinto decidieron declarar la guerra a Atenas. Las tropas espartanas, comandadas por Arquidamos, obligaron a las polis de la Liga de Delos a abandonar sus ciudades y buscar refugio en Atenas, que fue tomada e incendiada.
La respuesta de los atenienses no se hizo esperar y decidieron bloquear los puertos del Ática, con el objetivo de impedir que las tropas espartanas se abastecieran de pertrechos y alimentos; el resultado fue que las fuerzas de Arquidamos debieron dejar Atenas y, de esta forma, los atenienses pudieron regresar.
No obstante, a su regreso a Atenas, en el año 430 a. de C, los atenienses sufrieron una fulminante epidemia de peste; este fenómeno, originado por las pésimas condiciones sanitarias en que estaba la polis, arrasó con un cuarto de la población de Atenas, incluido Pericles, quién falleció un año después. Su reemplazante, Cleón, logró mantener alejados a los hoplitas de la Liga del Peloponeso, debido al temor que estos sentían por la peste.
Por mientras, la flota de la Liga de Delos, aprovechando la superioridad marítima de Atenas, atacó las costas de la isla de Sfacteria, ubicada en la península del Peloponeso, y logró una relativa victoria. En venganza, el rey espartano Brásidas invadió Anfipolis, aliada de Atenas y una de sus principales suministradoras; este hecho, obligo a Cleón a enfrentarse con Brásidas y ambos murieron en combate.
Este desenlace, llevó a los atenienses a solicitar la paz a Esparta y encargaron a Nicias redactar un tratado de paz; la principal razón que tenían los ciudadanos de Atenas para poner fin al enfrentamiento, fue que la guerra había costado gran parte su población, al igual que a sus rivales del Peloponeso, socavando gravemente las bases económicas del pueblo griego.
No obstante la firma del tratado de paz de Nicias, los espartanos atacaron la ciudad de Mantinea, perteneciente a la Liga de Delos, y Atenas respondió lanzando una gran expedición, dirigida por Alcibíades, contra la polis de Siracusa; las fuerzas atenienses, que se componían de 134 naves y 30.000 guerreros. Sin embargo, los atenienses fueron estrepitosamente derrotados por los espartanos, quienes al mando del general Gilipo, permitieron que a Atenas regresaran solamente 2.000 soldados.
Luego del desastre de Siracusa, las tropas atenienses debieron resistir los embates espartanos, ya que estos se habían atrincherado en la localidad de Decelia, en las cercanías de Atenas, y se vieron en la obligación de buscar ayuda internacional: contactaron a sus antiguos enemigos persas, quienes les habían ofrecido ayuda para enfrentar a las fuerzas del Peloponeso.
Sin embargo, los persas terminaron apoyando a los espartanos, y gracias a ellos vencieron a Atenas en la batalla naval de Egospótamo; esta victoria dejó a Lisandro, comandante espartano, el camino despejado para controlar el estrecho del Helesponto (actual estrecho de los Dardanelos) y bloquear la principal ruta de abastecimiento alimenticio de los atenienses.
La severa hambruna que esta maniobra generó en Atenas, obligó a los atenienses a rendirse definitivamente en abril del año 404 a. de C., concluyendo, de esta manera, el enfrentamiento fraticida que por 27 años asoló al territorio griego.
Con el término de la Guerra del Peloponeso, llega a su fin la época clásica de los griegos, en particular la brillante Atenas que había levantado Pericles.
Las principales consecuencias de este conflicto, son el debilitamiento general que sufrió el pueblo griego y la aparición de nuevos actores en el escenario político: desde el norte de los Balcanes llega Filipo II, personaje que lograría unir bajo su autoridad a toda la nación griega, dando forma así al denominado Imperio Macedónico, principal bastión de la cultura helenística.
Al finalizar esta guerra, el soberanos de Macedonia, Filipo II, inició su expansión y conquistó las ciudades-estado fácilmente debido a su desgaste en la anterior guerra.Esta expansión fue superada por el hijo de Filipo II, Alejandro Magno, que restableció la unión de los griegos y conquistó Asia Menor, Egipto (donde fue proclamado faraón y fundó la ciudad de Alejandría), Persia y diversas regiones de Afganistán e India. Alejandro murió a los 33 años, pero esta época de esplendor continuó durante las tres dinastías siguientes. Este es el periodo conocido como Helenístico, principalmente por la fusión de ideas y culturas con otras grandes civilizaciones de la antigüedad. La civilización helénica se extendió por la Península Balcánica, las islas del mar Egeo y las costas de la península de Anatolia, en la actual Turquía, constituyendo la llamada Hélade.Esta civilización helénica o griega tiene su origen en las culturas cretense y micénica. A partir del año 205 a.C. se produjeron diferentes incursiones romanas. Y sobre el año 395 a.C. Grecia entró a formar parte del imperio bizantino.
Se constata una clara especialización del trabajo que favorece la acumulación de excedentes y el intercambio. La base económica era la agricultura siendo la propiedad de la tierra la base del poder. Cultivaban la trilogía mediterránea (cereales, olivo, vid). Con arados y utensilios similares a los actuales. Poseían huertas y plantas industriales (lino, esparto).
La agricultura se completaba con la ganadería: ovejas, cabras, cerdos, bueyes, de los que obtenían carne, leche, lana, fuerza de trabajo. A destacar los caballos símbolo de prestigio para la aristocracia y de cara a la guerra. Las actividades depredatorias (caza, recolección, pesca) continuaron. La arqueología y restos cerámicas dan también importancia a la pesca. Conocían la metalurgia y las minas proporcionaron las materias primas con las que comercian con los colonizadores. Eran excelentes orfebres y fabricantes de armas, entre los que destaca la Farcata (espada corta).
La cerámica era muy importante para el transporte y el almacenamiento siendo decorado con motivos geométricos o figuras.
Los objetos de alfarería comunes que en enorme cantidad salieron de las necrópolis griegas así como las pinturas de los vasos provenientes de Troya, Micenas, Tirinto y Creta así como de las necrópolis de Atica, Beosia, Tesalia y las de las Ciclades, construidos con materias muy distintas como los vasos barnizados y esmaltados, los vasos de cristal, los vasos de mármol y los grandes vasos decorativos así como los de oro y plata sirvieron para comerciar con los pueblos bárbaros que rodeaban esta civilización. A parte de las demás industrias griegas como ser la agricultura, el tejido, y otras la alfarería era la más importante de la época.
Durante la época de Solón este tuvo la idea de suplir la insuficiencia de los recursos agrícolas favoreciendo el desarrollo de los oficios. Por eso la ciudad, primero pequeña y pobre, llega alcanzar una gran prosperidad. Sus habitantes sacaron del Laurium, montaña inmediata ha Atenas grandes cantidades de plata esa pequeña riqueza les permitió crear industria, comercio y marina. La población buscó en estas vías nuevas la fortuna que la esterilidad del suelo les negaba. Los extranjeros llegaron a ser ciudadanos a condición de llevar al Atica una industria que fuese desconocida allí. En todas partes se fundaron fábricas de muebles, armas, tejidos, y sobre todo alfarería. Atenas llegó hacer desde entonces una población marítima manufacturera renombrada por el buen gusto y la elegancia de sus productos.
Los griegos para mejorar su comercio marítimo mejoraron extraordinariamente los antiguos y lentos barcos que iban a través del Egeo fondeando en cada isla, se construyeron mejores puertos, se los protegió con diques, se construyo el Diolcos, cuyos restos todavía existen, este permitía cruzar el istmo de Corinto, rodando los barcos sobre cilindros de manera, etc. En el siglo octavo los puertos griegos están en todo el mediterráneo. Allí acuden los colonos a comprar y vender. Compran lo que después revenderán a los bárbaros de alrededor y venden lo que les han comprado así se completo la obra de la moneda.
Los genos
Más parecidos a la familia son verdaderos clanes. Dentro de ellos, en efecto, el padre tenia autoridad absoluta puesto que era el interprete de los dioses; la propiedad, por otra parte, era colectiva. La unidad del clan conducía a curiosas consecuencias: la ofensa hecha a un individuo se consideraba hecha al clan.
Varios clanes se reunían fratrias y estas en tribus, pero los genos mantenían su autonomía dentro de esas confederaciones.
Las ciudades-estado
Poco a poco comienzan sin embargo a agruparse las chozas de los genos; los caseríos aumentan, pero, sobre ser poco importantes no están suficientemente adheridos al suelo.
Grecia estaba formada por una serie de ciudades estado independientes, gobernadas por oligarquías aristocráticas, el aislamiento geográfico impuesto por el territorio que ocupaban y la necesidad de agruparse para defenderse de las invasiones explicaba la formación por los griegos de estas ciudades estado. Aunque eran independientes, a menudo se unían en una liga dentro de la cual la más importante acababa por imponerse. Las dos polis más importantes fueron Atenas y Esparta. Esparta cuido por encima de todo su poderío militar descuidando el arte y las actividades económicas, redujeron a los vencidos a la esclavitud (ilotas) la población se componía de Dorios, Periecos e Ilotas; los primeros conservaron supremacía mediante las armas.
Esparta contó con dos reyes de poder ilimitado y veintiocho ancianos guiados por cinco Eforos, que formaban el senado, el cual monopolizaba todo el poder volviéndose verdaderos amos del estado.
La guerra era el único móvil de la educación, Esparta quiso imponer su fuerza desde un principio, Mesenia le resistió heroicamente, pero fue vencida, después organizó una liga en Peloponeso, de la cual fue jefe.
Los ciudadanos espartanos gozaban de enormes privilegios sobre los indígenas sometidos (iliotas y periecos). Estaban gobernados por reyes de familias diferentes, que se transmitían el cargo por herencia, la monarquía se mantuvo en Esparta hasta la total decadencia de la polis.
Atenas la capital del Atica careciendo de militarismo se convirtió en el motor del mundo Griego. Desarrolló el modelo más perfeccionado democracia limitada y puso las bases de la sociedad Occidental. Sus habitantes proclamaron la independencia, la libertad y la igualdad.
El gobierno comprendió: los Arcontes, el Areopago y el consejo de los cuatrocientos, dividió el pueblo en cuatro clases según su fortuna. Las leyes de Solón suavizaron las costumbres i aseguraron la libertad
En los primeros siglos del primer milenio, Atenas tuvo un papel secundario con una economía basada en la agricultura y el pastoreo. A partir del siglo VI el desarrollo del comercio hizo posible su futura importancia. Cuando Atenas inicio su decadencia, Esparta no pudo sustituirla.
Junto a estas dos grandes ciudades destacaron también Samos, Mileto, Delos, Argos Epiduro, Corinto, Egina, Calcis, Eritrea y Tebas.
Esparta
En esta forma de Estado, durante los periodos de guerra el poder lo ejercían dos reyes; y en tiempos de paz, la autoridad estaba cargo de un consejo de 60 ancianos, conocido como Gerusía. La Gerusía preparaba las leyes para someterlas al escrutinio de la Asamblea Popular que, además, se encargaba de decidir el inicio de campañas militares, de establecer acuerdos de paz o de armar alianzas con otras polis. Esta asamblea elegía a los éforos, que eran funcionarios que administraban el tesoro público.
Aparte de los ciudadanos de origen dorio, en Esparta existían dos clases más de habitantes: los periecos, que no se opusieron a los invasores y mantuvieron su libertad, y los ilotas, que habían sido convertidos en esclavos debido a su resistencia frente a los dorios. Esta estructura socioeconómica, significó para Esparta, la existencia de una gran inmovilidad política a lo largo de toda su historia.
La principal característica de la sociedad espartana fue su marcada orientación guerrera; por ello, los valores más respetados fueron la obediencia, el coraje, la lealtad a los superiores jerárquicos y la adhesión ilimitada con la patria. En este contexto, el arquetipo del ciudadano espartano fue el hoplita o soldado.
Los niños, apenas nacidos, eran fiscalizados por una comisión del gobierno que evaluaba sus capacidades físicas y su potencialidad de convertirse en soldado; en los casos en que detectaban debilidades, se practicaba el infanticidio.
A la edad se siete años, los niños ingresaban a un sistema escolar que se centraba en inculcar los principios morales y en desarrollar las competencias guerreras. En estas escuelas, además, los jóvenes espartanos se instruían en la práctica de deportes como la gimnasia y el atletismo, los que resultaban complementarios con la orientación militar de la educación.
Entre los espartanos existía una completa igualdad de derechos políticos y económicos, de hecho, para referirse a si mismos, utilizaban el término gentilicio homoioi, que significa iguales. Sin embargo, si existían diferencias, aunque estaban determinadas por las edades y las jerarquías militares, sin perjuicio de los derechos jurídicos.
La propiedad de la tierra era del Estado y cada familia recibía en usufructo una porción de terreno cultivable; a propósito, sobre las familias, cabe decir que en ellas hombres y mujeres ejercían roles bastantes similares, ya que estas últimas no debían criar a sus hijos, porque el Estado los educaba. De hecho, hombres y mujeres recibían el mismo tipo de instrucción y servían al Estado en el ejército, estando imposibilitados de emplearse en otras ocupaciones. Esta estricta disciplina laboral, impidió que en Esparta se acumularan grandes riquezas y, por ello, los ciudadanos gozaron de igualitarias condiciones de vida.
Como señalamos anteriormente, en Esparta existían dos clases de habitantes distintos de los ciudadanos. El primer grupo ellos lo constituían los periecos, quienes eran una especie de clase media que se ubicaba por sobre los ilotas.
Estos últimos, eran descendientes de los primeros habitantes de Laconia y por haberse resistido a la invasión doria, fueron reducidos a la esclavitud y debían trabajar la tierra; sin embargo, a algunos ilotas se emplearon prestando servicios en ciertas labores que demandaba el ejército. Los periecos, por el contrario, se sometieron voluntariamente a los espartanos y conservaron su libertad y se les permitió vivir en las cercanías de la ciudad.
Una de las hipótesis que se plantean para explicar la fuerte militarización de la sociedad espartana, es el temor que los dorios sentían por un posible levantamiento de los ilotas; y para prevenirlo, desarrollaron la práctica de la cripteia, la que consistía en llevar a cabo simulacros de guerra sobre las aldeas ilotas. La cripteia ha sido considerada por algunos autores, como una de las primeras manifestaciones de un terrorismo de estado, puesto que el sistemático genocidio al que estaban sometidos los ilotas era una política gubernamental.
Una de las mayores paradojas de Esparta, se refiere al hecho de que a pesar de contar con una poderosa maquina militar, los espartanos no conformaron un gran imperio territorial y solamente se preocuparon de controlar a las ciudades cercanas, por el ya señalado temor a un levantamiento contra los invasores dorios. Esparta, de esta forma, organizó la llamada Liga del Peloponeso, en la que se aglutinaron bajo su control, las ciudades de Tebas, Pylos, Megara, Egina y Corinto.
Atenas
En los comienzos de Atenas, el poder lo controlaban los grandes propietarios de tierras cultivables, quienes eran encabezados por la autoridad de un rey; los nobles se denominaban eupátridas, término que quiere decir “hijo de un padre ilustre”. Los eupátridas, progresivamente fueron socavando la autoridad del rey, debido a la acumulación de tierras, lo que trajo como resultado la transformación de la monarquía en una república de carácter aristocrático.
Sobre este último evento, es preciso señalar, que se enmarca en una de las principales características del desarrolló político y social de los atenienses: la constante y dinámica evolución de las instituciones de gobierno, a diferencia de lo que ocurría en Esparta, donde la rígida organización social propiciaba un elevado y estricto conservadurismo político.
El gobierno de los aristócratas o nobles, conocido como oligarquía, se caracterizó por una institución llamada Arcontado, una especie de consejo compuesto por nueve integrantes. De estos, tres miembros ejercían los cargos más relevantes: en primer lugar, estaba el arconte rey, sobre quién recaían funciones sacerdotales; el arconte polemarco, el que estaba encargado de comandar las fuerza armadas; y el arconte epónimo, quién se ocupaba del poder ejecutivo. Los seis restantes miembros del Arcontado eran llamados tesmótetas, y debían integrar la Corte Suprema de justicia.
No obstante, el Arcontado estaba supeditado a las decisiones del Areópago, una instancia que componían los líderes de los eupátridas y que durante los gobiernos aristocráticos, constituían la autoridad principal.
El dominio de los aristócratas fue interrumpido por la irrupción del descontento de gran parte de la población ateniense debido a los abusos, sobre todo en el campo, de los nobles: una revuelta campesina dirigida por Ciclón, que reclamaba una reforma agraria, la abolición de deudas y el ejercicio de derechos políticos, fue el primer aviso que recibieron los eupátridas. La consecuencia fue que estos últimos encargaron a Dracón que modificara las instituciones políticas, iniciado el periodo de las tiranías.
El principal rasgo de las reformas draconianas es la codificación de las normas jurídicas constitucionales y del derecho penal. Dracón, en primer término, suprimió al Arcontado las funciones judiciales y las trasfirió al Areópago; sin embargo, en la práctica, esta medida sólo significó una leve disminución en el poder de los eupátridas y no atenúo los reclamos de los campesinos. De hecho, gran parte de las medidas de Dracón aumentaron el yugo noble sobre los labriegos, ya que estableció severas leyes para controlar los actos de ellos; por ejemplo, el robo de un repollo, delito común entre los campesinos, era castigado por con la pena de muerte.
Ante el escaso efecto que provocaron las reformas draconianas, en el año 594 a. de C., los atenienses debieron convocar a Solón, quién otorgó extendió los derechos ciudadanos a todos los atenienses, estableciendo un orden social, de cuatro estratos, basado en la capacidad económica de cada persona. Esta forma de organización política se conoce como timocracia, y supone que los más adinerados controlen el poder, en desmedro de la gran masa de campesinos pobres.
Sin embargo, entre la aristocracia y la timocracia existen diferencias ya que Solón suprimió el poder de los nobles aboliendo el derecho de sangre; de esta forma, todos los ciudadanos propietarios pueden postular a cargos públicos, aunque a los asalariados les estaba impedido formar parte del ejército y de la magistratura.
Las reformas de Solón posibilitaron el nacimiento de una especie de democracia, aunque con varias limitaciones. Con la intención de asegurar su permanencia y para evitar una posible restauración aristocrática, Solón fundó la institución de la Bulé, el que era un consejo compuesto por 400 miembros elegidos mediante sufragio popular.
En el campo económico, Solón impulsó el desarrollo de la manufactura y el comercio marítimo; además, unifica los sistemas de peso y medida, junto con promover el establecimiento de un sistema monetario.
Por otro lado, en el aspecto social, las reformas de Solón apuntan a aliviar las cargas que las hipotecas representaban para los campesinos atenienses endeudados, e intentó aumentar el número de propietarios de tierras mediante la liberación de las sucesiones hereditarias, las que habían colaborado en la acumulación latifundista de los aristócratas.
El resultado de las medidas que promulgó Solón fue la relativa disminución de la agitación social en Atenas; aunque, sin embargo, los eupátridas no se mostraron muy conformes con ellas y, mediante la fuerza, impusieron a Pisístrato como tirano.Pisístrato, una vez en el gobierno, se dedicó a afirmar su régimen, otorgándole un sello marcadamente personalista. Las obras públicas fueron uno de los principales campos donde actúo Pisístrato, junto con la concesión de créditos a los campesinos para financiar una reforma agrícola, orientada hacia el crecimiento de las actividades vitivinícolas y la producción de aceite de oliva.
De la misma forma, Pisístrato, fomentó el desarrollo del comercio marítimo y favoreció el levantamiento de colonias en el Helesponto; además, generó la formación de un sistema de alianzas entre Atenas y otras polis del mar Egeo y de las costas de Jonia: la consecuencia de la política exterior de Pisístrato, fue la instalación de una talasocracia dominada por Atenas.
El gobierno de Pisístrato fue continuado, efímeramente, por sus hijos Hiparco y Hipias, los que debido al fuerte autoritarismo con que desempeñaron sus cargos, fueron expulsados del poder. En el año 510 a. de C., Hipias fue removido por un levantamiento popular, aunque los eupátridas intentan conservar el control de gobierno al promover la tiranía de Cleómenes; pero, sin embargo, los partidarios de la democratización de la sociedad ateniense, en el año 502 a. de C., lograron imponer a Clístenes, el líder del partido popular.
La tiranía de Clístenes se abocó principalmente a suprimir el fundamento de casta (propuesto por Dracón-aristocracia) y el fundamento económico (propuesto por Solón-timocracia), y reemplazarlos por un sistema de organización social basado en la territorialidad. En la práctica, la ciudad de Atenas fue dividida en 10 circunscripciones en la cuales los habitantes de cada una ellas, constituían un demo o tribu; los demos son similares a nuestras comunas, y contaban con una autoridad que estaba encargada de velar por los problemas locales.
La Constitución que impulsó Clístenes, llamada policlasista, señalaba que en cada uno de las 10 circunscripciones territoriales o tribus, el poder debía ser ejercido por cualquier ciudadano ateniense, sin importar su condición social. Estas medidas también modificaron la conformación de la Bulé, y sus integrantes fueron aumentados a 500; por otro lado, las fuerzas armadas quedaron bajo la jefatura de 10 estrategas militares.
Cabe señalar que una de las disposiciones más conocidas de las reformas de Clístenes fue la que estableció el ostracismo; el ostracismo implicaba que todos los años, mediante votación popular, se desterrará a los ciudadanos que eran considerados un peligro para la supervivencia del Estado ateniense.
Las reformas de Clístenes lograron democratizar a la sociedad de Atenas, al conseguir una relativa igualdad mediante la abolición de los privilegios hereditarios de los eupátridas; sin embargo, las medidas de Clístenes, sólo abarcaron a los ciudadanos atenienses, sin incluir en ellas, a la población esclava.
Durante su gobierno, Pericles reconstruyó la Acrópolis y el Partenón, que habían sido destruidos por los persas y, además, levantó los muros defensivos de la ciudad para unirla con el puerto de El Pireo.
A comienzos del llamado siglo de oro ateniense, la polis se hallaba gobernada por un consejo de 10 estrategas militares que eran elegidos por cada una de las 10 tribus, según lo establecía la Constitución de Clístenes para los tiempos de guerra; las funciones de este consejo eran preparar la defensa de la ciudad, recibir a los embajadores extranjeros y conducir el gobierno de la polis.
Al finalizar el enfrentamiento con los persas, el partido demócrata logró ubicar en el poder a Efialtes, quién inició una reforma tendiente a profundizar la democracia en Atenas. Pericles, su sucesor, continúo la obra reformista y la orientó a conseguir la igualdad de todos los ciudadanos frente a la ley.
Una de las principales características de Pericles fue su gran capacidad oratoria, la que le consiguió frecuentemente el apoyo de la Asamblea; de hecho, este gobernante convirtió a esta instancia en una gran tribuna, ya que implementó el sistema de la mistoforia; esta institución, era una especie de remuneración para los ciudadanos que participaban de la Asamblea.
Una de sus medidas más trascendentes, fue la ampliación a los ciudadanos pobres (tetes) del derecho a ser elegidos en cargos públicos.
En el aspecto económico, la principal actividad era el comercio marítimo, pues resultó enormemente favorecido con la preponderancia ateniense en la Liga de Delos. Esta última situación, se manifestó con más fuerza, en el financiamiento de las obras públicas en Atenas, ya que el tesoro de la polis quedó muy resentido tras las Guerras Médicas.
Durante el gobierno de Pericles, la sociedad ateniense no gozó de grandes lujos, debido a la inexistencia de grandes fortunas y a la preocupación del gobernante por disminuir la desigualdad entre los ciudadanos.
Los niños atenienses, hasta los siete años, eran educados en el hogar y, posteriormente, ingresaban a la escuela; en ella, se les enseñaba lectura, escritura, matemáticas, y artes musicales. Además, obligatoriamente, debían asistir a clases de educación física, en las cuales los varones eran preparados para el servicio militar. A los18 años ingresaban al ejército y eran instruidos en el manejo de armas.
A pesar de las intenciones de Pericles, en la sociedad ateniense no resultaba igualitaria en todos los sentidos, puesto que la de Atenas era una sociedad patriarcal. Ello implicaba que los hombres poseían todos los derechos políticos y las mujeres estaban reducidas a las labores domésticas.
Sin embargo, existían mujeres libres e independientes, llamadas hetairas, las que aparte de ser esposas, también eran destacadas por su formación cultural y por su participación en los debates políticos; es preciso señalar, por ejemplo, que la esposa de Pericles, Espacia de Mileto, era una hetaira.
Uno de los aspectos más sobresalientes del gobierno de Pericles, fue el gran crecimiento que experimentaron las artes y la cultura en diversos campos y disciplinas.
Una de las disciplinas más desarrolladas fue la arquitectura, ya que se construyeron numerosas obras públicas y monumentos religiosos; entre ellos, podemos nombrar el templo de Zeus de Olimpia, el templo de Apolo de Delfos, y la reconstrucción de la Acrópolis. En la escultura, destacó Fidias, quién realizó inmensas estatuas de Atenea y Zeus, las que se ubicaban en el Partenón y en el templo de Olimpia, respectivamente.
Este periodo, además, es fecundo en la creación teatral y se caracterizó por la aparición de los autores griegos más conocidos universalmente: Esquilo, Sófocles y Eurípides, en el ámbito de la tragedia; y en la sátira sobresalió el gran detractor de Sócrates, Aristófanes.
La disciplina de las ciencias históricas se desarrolló con el trabajo de autores como Heródoto de Halicarnaso, quién es considerado el padre de la historia gracias a su obra “Los nueve libros de la Historia”; además, se estima que en este periodo, Tucídides creó la primera historia política en su exposición sobre la Guerra del Peloponeso.
La filosofía, durante el gobierno de Pericles, creció enormemente gracias a la obra de Sócrates, a quién se considera el creador de la filosofía occidental.
Guerras Médicas
Es importante decir que la Guerras Médicas son consideradas como el primer choque entre Oriente y Occidente, y algunos autores han llegado a señalar que en ellas se contrapusieron ideologías tan dispares como la democracia griega y el despotismo persa.
A fines del siglo VI a. de C., las polis griegas ubicadas en Jonia, debido a la presión diplomática y militar del emperador Ciro, se convirtieron en satélites de los persas, quienes les impusieron fuertes tributos económicos. Esta situación provocó el levantamiento de las polis, y en el año 499 a. de C. la ciudad de Mileto, con el apoyo de 20 barcos con tropas proporcionados por Atenas, inició un levantamiento que, luego de una victoria inicial, fue sofocado por Persia: en el año 493 a. de C., el emperador Darío I destruyó e incendió Mileto.
Un año después, este gobernante persa dio comienzo a una ofensiva sobre los territorios de Tracia y Macedonia, con el objetivo de recuperar el control de estos dos pueblos, que habían sido conquistados en el año 512 a. de C. Darío I envío una flota y un ejército al mando de su yerno Mardonio con la misión de conquistar Grecia, y por mientras, a través de sus embajadores, solicitó a las polis griegas que se rindieran. Las polis más pequeñas se sometieron, sin embargo, Atenas y Esparta no cedieron y mataron a los emisarios del emperador.
Como respuesta, en el año 490 a. de C., Darío envió una segunda expedición que nuevamente resulta derrotada, esta vez en la legendaria batalla de Maratón a sólo 40 kilómetros de Atenas. En esta ocasión, el ejército ateniense debió combatir en solitario a los persas, porque Esparta se hallaba en medio de una festividad religiosa que impedía a sus soldados abandonar la ciudad. No obstante, los atenienses comandados por Milcíades el Joven, derrotaron a unas fuerzas tres veces superiores y evitaron la inminente invasión de Grecia.
El tercer enfrentamiento de las Guerras Médicas ocurrió 10 años después, cuando el sucesor de Darío, Jerjes quién le reemplazó en el año 486 a. de C., mandó una nueva expedición a atacar las polis griegas. En esta ocasión, Jerjes reunió uno de los ejércitos más grandes de toda la Antigüedad y en el año 481 a. de C. logró atravesar con sus naves el estrecho de Helesponto y se dirigió al sur.
En la zona del paso de las Termópilas, el enorme contingente persa se enfrentó con un pequeño destacamento espartano de 300 hoplitas y 1000 guerreros griegos, dirigido por el rey Leonidas; en esta batalla, los persas atacaron por la retaguardia y arrasaron con las fuerzas de Leonidas.
Esta victoria permitió a los persas avanzar hacia Atenas e incendiar la ciudad; sin embargo, gracias al tiempo que ganó Leonidas, los atenienses abandonaron la ciudad y se refugiaron en las islas vecinas del Egeo.
Entonces, la flota persa persiguió a la griega hasta la isla de Salamina y allí se enfrentaron 400 naves helenas contra 1.200 embarcaciones persas; no obstante la desigualdad de fuerzas, los griegos comandados por Temístocles, derrotaron a los invasores asiáticos.
La última fase de las Guerras Médicas se produce un año después de la batalla naval de Salamina, en el año 479 a. de C., cuando la flota griega vuelve a derrotar a la naves peras, esta vez en batalla de Mícala, frente a las costas de Mileto.
La paz entre griegos y persas sólo se consiguió en el año 449 a. de C., con la firma de la paz de Calias, acuerdo que ratificó la independencia de las polis griegas.
La principal consecuencia de las Guerras Médicas fue el liderazgo que adquirió Atenas al interior de Grecia; esta situación, en el plano político, se reflejó con la organización, en el año 478 a. de C., de la Liga de Delos: una alianza voluntaria entre las polis del mar Egeo, las ciudades griegas de Jonia y las polis del Ática para protegerse de los persas.
No obstante, es importante resaltar que la Liga de Delos era controlada por Atenas y, progresivamente, esta polis utilizó esta alianza en su beneficio, provocando el descontento de sus miembros. Por el contrario, Esparta sólo consiguió el respaldo de unas pocas polis de Grecia continental, a las que reunió bajo su liderazgo en la Liga del Peloponeso.
Finalmente, cabe decir que luego de la Guerras Médicas comenzó el llamado siglo de oro de Atenas; puesto que en esta época, bajo la conducción de Pericles, las instituciones democráticas atenienses se perfeccionaron y consolidaron.
Tras este período, Grecia tuvo una época de gran prosperidad, conocida como Edad Clásica o de Oro. Fue entonces cuando Pericles encargó el Partenón, Sófocles escribió “Edipo rey” y Sócrates enseñaba a los jóvenes la lógica. Fue en aquellos tiempos cuando se establecieron las bases de la democracia.
La Guerra del Peloponeso
Al llegar los años 431-401 a.C., Grecia volvió a decaer debido a la guerra del Peloponeso, donde los espartanos derrotaron a los atenienses. El marcado liderazgo ejercido por Atenas en la Liga de Delos durante el siglo V a. de C., no fue aceptado por todas las polis griegas y sólo el miedo a un ataque persa mantenía la cohesión en ella. La principal queja de los súbditos de Atenas, era la perdida de sus independencias, puesto que todas las decisiones eran tomadas de acuerdo al interés de Atenas.
La polis de Corinto fue la que más fuertemente se mostró contraria al dominio ateniense, y solicitó una reunión de la Liga del Peloponeso para tratar un posible ataque a Atenas. En esta asamblea, lideradas por Esparta, las ciudades de Tebas, Pylos, Elis, Megara, Egina y Corinto decidieron declarar la guerra a Atenas. Las tropas espartanas, comandadas por Arquidamos, obligaron a las polis de la Liga de Delos a abandonar sus ciudades y buscar refugio en Atenas, que fue tomada e incendiada.
La respuesta de los atenienses no se hizo esperar y decidieron bloquear los puertos del Ática, con el objetivo de impedir que las tropas espartanas se abastecieran de pertrechos y alimentos; el resultado fue que las fuerzas de Arquidamos debieron dejar Atenas y, de esta forma, los atenienses pudieron regresar.
No obstante, a su regreso a Atenas, en el año 430 a. de C, los atenienses sufrieron una fulminante epidemia de peste; este fenómeno, originado por las pésimas condiciones sanitarias en que estaba la polis, arrasó con un cuarto de la población de Atenas, incluido Pericles, quién falleció un año después. Su reemplazante, Cleón, logró mantener alejados a los hoplitas de la Liga del Peloponeso, debido al temor que estos sentían por la peste.
Por mientras, la flota de la Liga de Delos, aprovechando la superioridad marítima de Atenas, atacó las costas de la isla de Sfacteria, ubicada en la península del Peloponeso, y logró una relativa victoria. En venganza, el rey espartano Brásidas invadió Anfipolis, aliada de Atenas y una de sus principales suministradoras; este hecho, obligo a Cleón a enfrentarse con Brásidas y ambos murieron en combate.
Este desenlace, llevó a los atenienses a solicitar la paz a Esparta y encargaron a Nicias redactar un tratado de paz; la principal razón que tenían los ciudadanos de Atenas para poner fin al enfrentamiento, fue que la guerra había costado gran parte su población, al igual que a sus rivales del Peloponeso, socavando gravemente las bases económicas del pueblo griego.
No obstante la firma del tratado de paz de Nicias, los espartanos atacaron la ciudad de Mantinea, perteneciente a la Liga de Delos, y Atenas respondió lanzando una gran expedición, dirigida por Alcibíades, contra la polis de Siracusa; las fuerzas atenienses, que se componían de 134 naves y 30.000 guerreros. Sin embargo, los atenienses fueron estrepitosamente derrotados por los espartanos, quienes al mando del general Gilipo, permitieron que a Atenas regresaran solamente 2.000 soldados.
Luego del desastre de Siracusa, las tropas atenienses debieron resistir los embates espartanos, ya que estos se habían atrincherado en la localidad de Decelia, en las cercanías de Atenas, y se vieron en la obligación de buscar ayuda internacional: contactaron a sus antiguos enemigos persas, quienes les habían ofrecido ayuda para enfrentar a las fuerzas del Peloponeso.
Sin embargo, los persas terminaron apoyando a los espartanos, y gracias a ellos vencieron a Atenas en la batalla naval de Egospótamo; esta victoria dejó a Lisandro, comandante espartano, el camino despejado para controlar el estrecho del Helesponto (actual estrecho de los Dardanelos) y bloquear la principal ruta de abastecimiento alimenticio de los atenienses.
La severa hambruna que esta maniobra generó en Atenas, obligó a los atenienses a rendirse definitivamente en abril del año 404 a. de C., concluyendo, de esta manera, el enfrentamiento fraticida que por 27 años asoló al territorio griego.
Con el término de la Guerra del Peloponeso, llega a su fin la época clásica de los griegos, en particular la brillante Atenas que había levantado Pericles.
Las principales consecuencias de este conflicto, son el debilitamiento general que sufrió el pueblo griego y la aparición de nuevos actores en el escenario político: desde el norte de los Balcanes llega Filipo II, personaje que lograría unir bajo su autoridad a toda la nación griega, dando forma así al denominado Imperio Macedónico, principal bastión de la cultura helenística.
Al finalizar esta guerra, el soberanos de Macedonia, Filipo II, inició su expansión y conquistó las ciudades-estado fácilmente debido a su desgaste en la anterior guerra.Esta expansión fue superada por el hijo de Filipo II, Alejandro Magno, que restableció la unión de los griegos y conquistó Asia Menor, Egipto (donde fue proclamado faraón y fundó la ciudad de Alejandría), Persia y diversas regiones de Afganistán e India. Alejandro murió a los 33 años, pero esta época de esplendor continuó durante las tres dinastías siguientes. Este es el periodo conocido como Helenístico, principalmente por la fusión de ideas y culturas con otras grandes civilizaciones de la antigüedad. La civilización helénica se extendió por la Península Balcánica, las islas del mar Egeo y las costas de la península de Anatolia, en la actual Turquía, constituyendo la llamada Hélade.Esta civilización helénica o griega tiene su origen en las culturas cretense y micénica. A partir del año 205 a.C. se produjeron diferentes incursiones romanas. Y sobre el año 395 a.C. Grecia entró a formar parte del imperio bizantino.
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